Gerente del Hospital de Burgos. Miguel Ángel Ruiz Valdivielso: Reanudar el tratamiento denegado que recibía Sergio Nicolás en Pamplona

A sus 15 meses de vida el pequeño Sergio Nicolás Hermoso, un niño perfectamente sano, fue llevado por sus padres a la consulta de pediatría para recibir una vacuna denominada triple vírica. Apenas unos días después de recibirla, sus padres comenzaron a apreciar unas extrañas reacciones en su hijo relacionadas con su movilidad, pero tras varios sustos y varias visitas a las urgencias el personal sanitario les aseguraba que nada extraño ocurría en su hijo.

Desgraciadamente la inocente vacuna se convirtió en un veneno que cambió el destino del pequeño Sergio y anuló su capacidad motora. Los médicos le acabaron diagnosticando una tetra paresia, una gravísima disfunción motora que convirtió la vida de la familia en un verdadero infierno. Sergio se vio obligado a desplazarse de por vida en una silla de ruedas autopropulsada y a comunicarse a través de un ordenador, superando incluso las expectativas de vida que los médicos espetaban a sus padres como puñaladas en su corazón.

Durante 17 años estuvieron peleando en los tribunales españoles ya que las autoridades sanitarias negaban su negligencia y con ello ocultaban las responsabilidades de las compañias farmaceúticas. Durante 17 largos y penosos años gastaron sus fuerzas entre silencios corporativos, secretos inconfesables, desprecios e incomprensiones. Tras estos llegó una sentencia favorable que obligaba al Sistema de Salud español a asumir todos los gastos de su tratamiento.

Pero el precio de esta lucha para la familia fue muy duro y lo pagaron con una minusvalía de la madre, unos graves problemas cardiacos del padre y un largo tratamiento psicológico del ya joven Sergio.

Ahí no acababa su pesadilla. Durante 4 años recibieron el mejor tratamiento posible en el Hospital Universitario de Pamplona, y estaban ya a punto de conseguir una operación quirúrgica que mejoraría notablemente la calidad de vida de Sergio, paliaría sus dolores y mejoraría su movilidad.

De la noche a la mañana y sin previo aviso una fatídica notificación llegó al domicilio buragalés de la familia Nicolás. Debido a la insidiosa crisis económica los recortes sanitarios habían vuelto a meter el miedo y la infelicidad en sus casas, y se les comunicó por parte de la Consejería de Sanidad de Castilla y León y del Gerente del Hospital de Burgos que el tratamiento se daría en el recién estrenado Hospital de Burgos.

Cuando llegó el día se encontraron con un tratamiento que ni en lo personal ni en lo técnico ni mejoraba ni igualaba lo que ellos tenían en Pamplona. La dirección del Hospital no ha querido ponerse en su lugar y ha decidido no dar su torpe brazo a torcer a pesar de conocer de primera mano toda la desgracia sufrida por la familia y su pelea desigual contra el Coloso burocrático.

POR FAVOR. Poneros en el lugar de esta familia que a pesar de todo son un ejemplo de lucha y entrega por la dignidad que todo ser humano tiene por el hecho de serlo. Dadles su apoyo como si la causa fuera vuestra ante la irresponsabilidad de los que mandan sin ponerse en el lugar de los más débiles.