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Consejo de Estado: Defendamos los recursos naturales de Colombia

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Consejo de Estado
En los últimos meses hubo una gran movilización en contra de la venta de ISAGEN y, sin embargo, tuvo un gran ausente: la voz de los universitarios, la voz de la población de más alto nivel de educación del país; ese grupo de personas en los que la sociedad confía por su pensamiento reflexivo y crítico y que, por ello, les confiere alta credibilidad y respeto.

Aún hay oportunidad de que no se mantenga ese silencio cómplice que quedará en la historia, cuando se revise, porqué una decisión que claramente lesiona los intereses de la Nación no mereció una protesta de sus intelectuales y académicos.

Invitamos a la firma de la siguiente comunicación, con la aspiración de que el Consejo de Estado anule una compra que tiene demandas pendientes.


CARTA ABIERTA PROPUESTA POR LOS ACADÉMICOS
A LOS MAGISTRADOS DEL CONSEJO DE ESTADO

CONTRA LA VENTA DE ISAGEN POR LESIONAR LOS INTERESES DE LA NACIÓN

SEÑORES
Magistrados Consejo de Estado
República de Colombia

Respetados Consejeros:
La venta de ISAGEN no es sólo la entrega de infraestructura para la generación de energía. Con toda la gravedad que el asunto entraña, por comprometer un activo estratégico para el país, esa es apenas una arista de las tantas que se derivan de la decisión de enajenación, toda vez que existen otras consecuencias de igual o mayor relevancia que lesionan en materia grave la soberanía del país.

Además de la entrega de la propiedad y autonomía sobre cuencas hídricas, fábricas de oxígeno, extensiones de tierras, sistemas ecológicos que son refugio de especies de flora y fauna nativas, si se mira el asunto exclusivamente en términos financieros, tan caros a la dirigencia que la impulsa, se está concediendo al sector privado, con fines exclusivos de lucro, el mejor de todos los negocios de largo plazo, los reservorios de agua, de cuencas hidrográficas, de fuentes de vida, de herramientas insustituibles para la supervivencia. En último término estamos vendiendo soberanía, capacidad de control de nuestra propia riqueza.

Lo que está en juego es trascendental. No se trata de una mercancía o producto cualquiera: se trata de El AGUA. El negocio del futuro, tanto en términos económicos como sociales, ecológicos, ambientales; un patrimonio público eficiente y estratégico, propiedad de los verdaderos dueños de ISAGEN: nosotros los ciudadanos de Colombia. Este activo vital no puede ser sometido a las veleidades del mercado y a la visión de corto plazo de ocasionales dirigentes.

Este escrito se une a aquellos que protestan por la venta de ISAGEN, por la pérdida del patrimonio de las futuras generaciones. Desde la academia, desde el país social, desde el más profundo sentido de patria, incluso desde el punto de vista de la rentabilidad económica, diversos escritos y opiniones han mostrado, con suficientes argumentos y rigurosas evaluaciones, la inconveniencia de la entrega de un activo de profunda rentabilidad social.

A todos estos análisis queremos añadir desde el rigor de la academia otros aspectos ambientales, con sus implicaciones económicas:

Al vender a ISAGÉN se entrega al capital privado refugios de biodiversidad fundamentales para la conservación de la flora y la fauna de la región. Sólo en Antioquia son 6000 hectáreas y embalses con capacidad de almacenar 257 millones de m3 de agua, según menciona la Guía Ilustrada de la Flora de Embalses, realizada por la Universidad de Antioquia e ISAGEN.
Como bienes ambientales, los embalses y sus áreas aledañas contienen: agua para uso doméstico, agua para uso de riego y agroindustria, madera y forrajes, plantas medicinales, leña y carbón, semillas forestales, alimento vegetal, plantas y frutos comestibles, bejucos y troncos, material biológico, polinización, fauna silvestre, recursos genéticos.

Algunos de los servicios ambientales que se pueden asociar a ISAGEN son: suplidor de agua subterráneas, protección y formación del suelo, fijación y reciclaje de nutrientes, control de inundaciones, retención de sedimentos, fijación y regulación de gases (CO2), regulación de clima, biodiversidad y belleza escénica, protección de la cuenca, corredores de transporte, puertos y rutas de transporte, turismo ecológico, energía hidroeléctrica.

Existen diversos métodos de valoración de estos servicios que se traducen en bienestar de la población o recepción directa de remuneración por el uso de ellos. Hoy no tenemos una valoración de estos bienes y servicios y no creemos que hayan sido siquiera objeto de consideración en las evaluaciones oficiales elaboradas para soportar el precio de venta.

Pero mucho más grave es entregar a terceros, cuyo único interés es derivar ganancias en dinero, herramientas de supervivencia y oportunidades de sustento de las futuras generaciones. Si hasta hace unos años el petróleo y algunos minerales constituían la mayor parte de la riqueza de una nación, diversos estudios muestran que serán el agua y los recursos ambientales los que generaran riquezas inestimables, proveniente de un aprovechamiento sostenible, con equilibrio entre lo económico y lo social, que puede potenciarse con la conservación de ISAGEN como patrimonio público.

Castiga fuertemente a las generaciones presentes y futuras esta imperdonable falta de visión de futuro por negarse a valorar las inmensas posibilidades que se derivan de una gestión directa de la riqueza hídrica de agua dulce, cada vez más escasa en el planeta y de la captación de CO2. Se tienen que buscar alternativas para resolver la coyuntura de financiación de vías sin sacrificar el patrimonio de las generaciones futuras. No se puede descargar en los hombros de los colombianos, en sus más preciados patrimonios públicos, la responsabilidad de financiar proyectos útiles sí, pero que de todas maneras significarán ingentes ganancias para los concesionarios.

De otro lado, no se puede olvidar que desde EPM se propuso hace algún tiempo la compra de las hidroeléctricas de Antioquia para mejorar eficiencias en la cadena de generación. De hecho, EPM y el municipio de Medellín desistieron en 2004 de una demanda instaurada contra ISAGEN por un valor cercano a los $620000 millones de pesos de su momento, por los beneficios derivados de la capacidad de regulación del embalse de Guatapé, propiedad de EPM. El desistimiento se hizo para facilitar la modificación de las condiciones de pago de la deuda del Metro a la Nación. La demanda y la suma señalada correspondían a los beneficios estimados hasta 2023 y nada se dijo respecto a los generados después de ese año. Ese esfuerzo de EPM tenía pleno sentido en su momento dado que el beneficiario era el mismo Estado, pero con la venta de ISAGEN se configuraría, en forma gratuita e injusta, un enriquecimiento sin causa en cabeza de un tercero.

En consecuencia, para proteger el patrimonio público de Medellín y de Antioquia, sería imperativo calcular los beneficios a partir del año 2023 y revivir la demanda contra el nuevo dueño de ISAGEN para que el esfuerzo de la región no termine en manos privadas.

Señores Magistrados, por todo lo anterior, los abajo firmantes rechazamos la venta de ISAGÉN y apelamos, con carácter de urgencia, a su sensatez y al poder que como colombianos hemos delegado en ustedes, para pedirles que actúen con decisión y a la altura de la gravedad de este hecho, para defender a Colombia y a los colombianos ante el error histórico que se está cometiendo al entregar esta empresa a capital privado extranjero.

ISAGÉN, con un fallo igualmente histórico y justo de parte de ustedes, debe volver a los colombianos, quienes hemos venido perdiendo históricamente la soberanía sobre nuestros territorios.

República de Colombia, febrero de 2016.

Firmamos la comunidad académica nacional y demás ciudadanos preocupados por esta grave situación.


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