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DETENER EL MEGA PROYECTO "DRAGON MART CANCUN”, revirtiendo la autorización de Impacto Ambiental emitida por el gobierno

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Vocesunidas P.
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Alejandro Alfonso Poiré Romero, Secretario de Gobernación, Roberto Borge Angulo, Gobernador del Estado de Q. Roo., México., Jorge Eugenio Guajardo González, Embajador de México en China, Socorro Flores Liera, Directora General para Temas Globales, Secretaría de Relaciones , Enrique Peña Nieto, ENRIQUE PEÑA NIETO, ENRIQUE PEÑA NIETO, PRESIDENTE DE MEXICO
“Dragon Mart Cancún” es un mega proyecto que pretende construir el más grande centro de negocios y cooperación de China en América Latina. Planean desarrollar 192 hectáreas, invirtiendo 200 millones de dólares. Sería un conjunto comercial de estilo oriental con pabellones mercantiles sobre una extensión de 120 mil metros cuadrados, naves industriales, tres mil locales y bodegas, además de una zona inmobiliaria de 60 hectáreas con mil 250 casas y conjuntos habitacionales, que darían cobijo a las entre dos mil quinientas y tres mil familias que vendrían de China a trabajar en el lugar.



Fuera de toda norma urbana y ecológica del Municipio Benito Juárez y sin permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), desde hace unos tres meses comenzó la deforestación de las 192 hectáreas de selvas en la cercanía de Puerto Morelos, en el norte del Estado de Quintana Roo. En esta área, la ley limita el uso de suelo a áreas naturales, turísticas y mineras, con mínima construcción de vivienda, dos, tres y máximo cuatro viviendas por hectárea.



Este megaproyecto chino-mexicano obtuvo el 6 de septiembre la autorización de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que promovió ante el Instituto de Impacto y Riesgo Ambiental del Estado de Quintana Roo (INIRA) el pasado 31 de julio de manera irregular, ya que este Instituto negó la consulta pública obstruyendo así el derecho a la información y a la consulta ciudadana.

Consideramos que un proyecto de tal magnitud, que tendrá severas implicaciones sociales, económicas, culturales y ambientales, debe ser evaluado por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Federación y también por la Secretaría de Gobernación, pues explícitamente conlleva una inmigración masiva de ciudadanos chinos a territorio nacional.
Además, al decir de Juan Carlos López Rodríguez, director del proyecto en el Estado, se presenta “como imprescindible un puerto de altura en Puerto Morelos, infraestructura marítima vital
para que en los primeros tres años de operación el complejo comercial equipare el volumen de intercambio comercial que tuvo el recinto de Dubai en el 2011, de hasta 52,000 contenedores
vía marítima”.

Puerto Morelos es un pueblo turístico-pesquero que alberga el “Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos”. Es un lugar completamente incompatible con este tipo de Mega-proyectos, por sus grandes extensiones de arrecife y manglar de gran fragilidad ecológica. Además, las principales actividades económicas del lugar son la pesca, el snorqueleo en el arrecife y el turismo ecológico. La amenaza del proyecto Dragon Mart Cancún para esta comunidad es inminente, pues tan solo para abastecer al emporio chino, tendrían que entrar por su pequeño puerto unos 140 contenedores por día, en su primera etapa, pero se espera que en tres años, en plena operación, lleguen a entrar más de 400 contenedores por jornada. Esto, sin tomar en cuenta que para movilizar por tierra toda esa mercancía habría que convertir a Puerto Morelos en un colosal estacionamiento de tráilers, de áreas de carga y descarga con grúas, con lo que habría una afectación irreparable a sus frágiles y muy importantes ecosistemas y acabaría la actividad turística en toda el área. Por otra parte, para facilitar la llegada de las embarcaciones, sin duda tendrían que dragar el fondo marino aledaño al Parque Nacional, y que forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, para cuya conservación y protección México suscribió un tratado internacional hace más de una década.

El proyecto Dragon Mart se contrapone a las disposiciones establecidas en: (1) la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, (2) las normas oficiales NOM-059-SEMARNAT-2001 y NOM-022-SEMARNAT-2003, (3) el Programa de Manejo del Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos, (4) el Programa de Ordenamiento Ecológico Local del Municipio de Benito Juárez, Quintana Roo, México, (5) el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial Cancún-Tulum, (6) el Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en materia de evaluación de impacto ambiental y (7) la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable.

Aunado a los impactos ecológicos, permitir la construcción del Dragón Mart en Quintana Roo traería consecuencias económicas desastrosas para la industria nacional, pues sería como "darle el tiro de gracia" a las ya de por sí afectadas industrias mexicanas por la invasión de productos chinos a nuestros mercados. El proyecto plantea abrir la oportunidad a más de 3,500 empresarios chinos para ofrecer sus productos en toda esta región sin intermediarios, lo que supone por un lado una competencia desleal con las empresas nacionales y regionales, y por el otro una preferencia laboral de mano de obra china sobre los trabajadores mexicanos. Bien sabemos que México no puede competir con China por diferencias en costos energéticos, de materias primas, de mano de obra, de impuestos y muchas otras variables. A nivel nacional, la apertura de productos chinos ya ha provocado serios impactos en la industria del calzado y podría provocar la pérdida de 35,000 empleos y el cierre de alrededor de 200 empresas mexicanas. La industria nacional no tiene la capacidad productiva para competir con la producción china: mientras México produce al año alrededor de 240 millones de pares de calzado, China tiene una producción anual de 16 mil millones de pares, la mayoría de mala calidad. Otras industrias que se verán seriamente afectadas serán la del juguete, que actualmente importa entre 35% y 65% de sus artículos, y la textil, ya que las prendas de origen chino se comercializan a costos bajos y son de menor calidad. La industria del vestido está integrada por 20,000 empresas, que representan 10% del Producto Interno Bruto (PIB) Manufacturero de México, y 90% de ellas corresponde a pequeñas y medianas empresas que generan de manera directa e indirecta alrededor de un millón de empleos, cifra que se verá seriamente afectada con la reducción arancelaria e introducción masiva de productos de origen chino. En conclusión, el número de empleos que el proyecto “Dragon Mart Cancún” ofrece crear localmente, no justifica las implicaciones de las posibles pérdidas de empleos a nivel nacional.
A diferencia de la industria del turismo, en la que los mexicanos tienen acceso a un abanico de posibilidades laborales en todos los niveles, el centro de distribución estratégica “Dragón Mart Cancún” ofrecería a mexicanos sólo los empleos de menos ingresos (intendencia, empleados de locales, etc.), mientras que los extranjeros chinos tendrían acceso a todos los beneficios de inversión económica e incluso de vivienda (se planea un desarrollo inmobiliario para ofrecer vivienda a las familias de los más de 3,500 chinos que migrarían a la región), beneficios a los que de ninguna manera los mexicanos tendrían acceso.
Esta estrategia no es ajena al actuar de las empresas estatales de China, es un modelo comprobado y repetido en más de una veintena de países en los que China ha invertido, siempre con un desastroso resultado social. Cada vez que el gobierno y los grandes consorcios chinos establecen un "megaproyecto deslumbrante y prometedor" en algún país (como sucedió en Perú, Argentina, Dubai, Kazajstán, Birmania), deja una nefasta huella social en la comunidad local. Ésta no recibe nunca los beneficios económicos de dichos proyectos, sus recursos naturales son depredados y se crean cinturones de pobreza que se incrementan junto con la corrupción, la violencia y la desigualdad social.
Desde el punto de vista cultural, un proyecto como el Dragon Mart tendrá seguramente un impacto negativo en la población local, cambiando de manera irreversible la idiosincrasia y el ambiente cultural del lugar. Sin ánimo de menospreciar a ninguna nacionalidad extranjera, el hecho de que se “importen” miles de familias de China va a alterar completamente la dinámica social y cultural de las comunidades aledañas, además de amenazar la identidad cultural y los atractivos turísticos del área.



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