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Vilma Núñez de Escorcia: Reciba nuestra solidaridad.
Gioconda B.
creó esta petición para
Vilma Núñez de Escorcia
QUIEN CON AMOR DEFIENDE, SE
DEFIENDE CON AMOR
Queridísima y admirada Doña Vilma Nuñez de Escorcia,
Con asombro, indignación y tristeza hemos leído la carta dirigida a la Embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu y que firman nueve mujeres que son Ministras y Vice‐Ministras de Estado de Nicaragua.
La carta se refiere a lo que llaman “un acto de hostilidad” o sea la nominación suya al premio “Mujeres de Coraje” con la que, emotivamente, la Embajadora Dogu reconoció, en el curso de una recepción en su residencia el 7 de marzo, su labor infatigable por la defensa de los Derechos Humanos en nuestro país. La queja de las Ministras y Vices a la Embajadora Dogu, le advierte que en su trabajo diplomático “no debe incurrir en violaciones que impliquen irrespeto a la Dignidad y Soberanía de l@s nicaragüenses”.
Ella, dicen, “debe respetar los límites impuestos por su Investidura y por su nacionalidad” que, retóricamente añaden, “no es la nuestra.”
A usted, Doña Vilma, ni siquiera tienen la gentileza de mencionarla, describiéndola solamente como “una persona cuyas diatribas, insultos y prácticas, han ofendido, reiteradamente, al Pueblo y Gobierno de Nicaragua, en la intención de romper la Armonía y Unidad que tenemos” Nadie que conozca su trabajo reconocerá en usted a la persona que esa carta describe. La conocemos por su integridad; por su lucha anti‐somocista que la llevó a mediar ante Luis Somoza por la libertad de los presos políticos capturados tras el ajusticiamiento de Anastasio Somoza García. La conocemos por su participación en la protesta estudiantil en León que culminó con la masacre del 23 de Julio; por su participación en la marcha de las Mujeres de Luto en contra del militar que ordenó abrir fuego sobre los estudiantes. La conocemos porque ganó el juicio que favoreció a la comunidad indígena de Subtiava, una lucha donde se vinculó con el Frente Sandinista por lo que más tarde, en 1979, fue apresada con su esposo y desde la cárcel vio con alegría el fin de aquella dictadura. La conocemos porque, durante la Revolución Sandinista usted fungió como juez y llegó a ser la primera mujer que en Nicaragua ocupó la Vice‐Presidencia de la Corte Suprema de Justicia. Usted Doña Vilma fue tan respetada por quienes hoy la denigran, que dirigió la Comisión Nacional de Derechos Humanos durante la Revolución y luego fue miembro de la Comisión de Ética del FSLN.
Usted fundó el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos en 1990, bajo el gobierno de Violeta Chamorro. No hay gobierno, desde entonces, que no haya tenido que recibir sus demandas en defensa de los Derechos Humanos de nicaragüenses de toda índole que han acudido al amparo de su organización.
Bajo el actual gobierno, usted no ha cesado en su labor, ni ha cedido al acoso, la intimidación, los intentos de desprestigio, ni a las ofensas odiosas como las de esta carta. ¿Quién no la ha visto a Doña Vilma, viajando a los lugares más remotos a sus 78 años, para acompañar a víctimas de atropellos a sus derechos? Nadie como usted ha sabido estar al lado del pueblo de Nicaragua, ese pueblo cuyo nombre y poder hoy se invoca contra el pueblo mismo que usted dignamente representa. Nada más lejos de sus acciones, de su pensamiento y su vida que el irrespeto hacia la dignidad y soberanía de nuestra gente y nuestro país.
Estamos seguras y seguros, que usted sabe que la carta firmada por esas nueve ministras, cuyos nombres, a diferencia del suyo, nuestro pueblo apenas conoce, no es más que un intento de desmerecer y opacar la nominación internacional al premio “Mujeres de Coraje”. Esa carta es una torpeza y una vergüenza, de parte de un gobierno que no sabe reconocer, ni respetar el brillo de sus propios funcionarios, mucho menos el brillo ajeno.
Lamentamos que quien quiera la haya escrito pretenda hablar por el pueblo de Nicaragua para ofenderla a usted. Es lamentable que así se empañara el Día Internacional de la Mujer, un día hecho para celebrar mujeres como usted que son ejemplo de firmeza, integridad, empatía y coraje. Ciertamente que nadie mejor que usted merece ser nominada para la distinción “Mujer de Coraje “en Nicaragua.
Protestamos contra la ofensa hecha a usted, pero igual que usted nos ha defendido con amor, nosotras y nosotros queremos defenderla con el amor nuestro, diciéndole cuanto la queremos, la admiramos y felicitamos por su muy merecida nominación.
Reciba de quienes firmamos esta carta, nuestra sólida e inclaudicable voluntad de apoyarla y defenderla con nuestras palabras y acciones contra cualquier actitud lesiva a su persona y a su dignidad. Estamos de su lado con todo nuestro corazón.
Queridísima y admirada Doña Vilma Nuñez de Escorcia,
Con asombro, indignación y tristeza hemos leído la carta dirigida a la Embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu y que firman nueve mujeres que son Ministras y Vice‐Ministras de Estado de Nicaragua.
La carta se refiere a lo que llaman “un acto de hostilidad” o sea la nominación suya al premio “Mujeres de Coraje” con la que, emotivamente, la Embajadora Dogu reconoció, en el curso de una recepción en su residencia el 7 de marzo, su labor infatigable por la defensa de los Derechos Humanos en nuestro país. La queja de las Ministras y Vices a la Embajadora Dogu, le advierte que en su trabajo diplomático “no debe incurrir en violaciones que impliquen irrespeto a la Dignidad y Soberanía de l@s nicaragüenses”.
Ella, dicen, “debe respetar los límites impuestos por su Investidura y por su nacionalidad” que, retóricamente añaden, “no es la nuestra.”
A usted, Doña Vilma, ni siquiera tienen la gentileza de mencionarla, describiéndola solamente como “una persona cuyas diatribas, insultos y prácticas, han ofendido, reiteradamente, al Pueblo y Gobierno de Nicaragua, en la intención de romper la Armonía y Unidad que tenemos” Nadie que conozca su trabajo reconocerá en usted a la persona que esa carta describe. La conocemos por su integridad; por su lucha anti‐somocista que la llevó a mediar ante Luis Somoza por la libertad de los presos políticos capturados tras el ajusticiamiento de Anastasio Somoza García. La conocemos por su participación en la protesta estudiantil en León que culminó con la masacre del 23 de Julio; por su participación en la marcha de las Mujeres de Luto en contra del militar que ordenó abrir fuego sobre los estudiantes. La conocemos porque ganó el juicio que favoreció a la comunidad indígena de Subtiava, una lucha donde se vinculó con el Frente Sandinista por lo que más tarde, en 1979, fue apresada con su esposo y desde la cárcel vio con alegría el fin de aquella dictadura. La conocemos porque, durante la Revolución Sandinista usted fungió como juez y llegó a ser la primera mujer que en Nicaragua ocupó la Vice‐Presidencia de la Corte Suprema de Justicia. Usted Doña Vilma fue tan respetada por quienes hoy la denigran, que dirigió la Comisión Nacional de Derechos Humanos durante la Revolución y luego fue miembro de la Comisión de Ética del FSLN.
Usted fundó el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos en 1990, bajo el gobierno de Violeta Chamorro. No hay gobierno, desde entonces, que no haya tenido que recibir sus demandas en defensa de los Derechos Humanos de nicaragüenses de toda índole que han acudido al amparo de su organización.
Bajo el actual gobierno, usted no ha cesado en su labor, ni ha cedido al acoso, la intimidación, los intentos de desprestigio, ni a las ofensas odiosas como las de esta carta. ¿Quién no la ha visto a Doña Vilma, viajando a los lugares más remotos a sus 78 años, para acompañar a víctimas de atropellos a sus derechos? Nadie como usted ha sabido estar al lado del pueblo de Nicaragua, ese pueblo cuyo nombre y poder hoy se invoca contra el pueblo mismo que usted dignamente representa. Nada más lejos de sus acciones, de su pensamiento y su vida que el irrespeto hacia la dignidad y soberanía de nuestra gente y nuestro país.
Estamos seguras y seguros, que usted sabe que la carta firmada por esas nueve ministras, cuyos nombres, a diferencia del suyo, nuestro pueblo apenas conoce, no es más que un intento de desmerecer y opacar la nominación internacional al premio “Mujeres de Coraje”. Esa carta es una torpeza y una vergüenza, de parte de un gobierno que no sabe reconocer, ni respetar el brillo de sus propios funcionarios, mucho menos el brillo ajeno.
Lamentamos que quien quiera la haya escrito pretenda hablar por el pueblo de Nicaragua para ofenderla a usted. Es lamentable que así se empañara el Día Internacional de la Mujer, un día hecho para celebrar mujeres como usted que son ejemplo de firmeza, integridad, empatía y coraje. Ciertamente que nadie mejor que usted merece ser nominada para la distinción “Mujer de Coraje “en Nicaragua.
Protestamos contra la ofensa hecha a usted, pero igual que usted nos ha defendido con amor, nosotras y nosotros queremos defenderla con el amor nuestro, diciéndole cuanto la queremos, la admiramos y felicitamos por su muy merecida nominación.
Reciba de quienes firmamos esta carta, nuestra sólida e inclaudicable voluntad de apoyarla y defenderla con nuestras palabras y acciones contra cualquier actitud lesiva a su persona y a su dignidad. Estamos de su lado con todo nuestro corazón.
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