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Volver a la fuente del Evangelio junto al Papa Francisco

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Opinione pubblica

El Cardenal Jorge Bergoglio al asumir el pontificado como Francisco marcò un camino claro y contundente: volver a las fuentes del Evangelio, Con esa convicción y en plena humildad nos pide “oren por mí” porque al asumir la responsabilidad de ser el sucesor de Pedro se impone, como constructor de puentes, el desafío y la necesidad de restablecer el diálogo –como herramienta esencial- dentro y fuera de la Iglesia para alcanzar la unidad en la diversidad.

La iglesia en el mundo camina entre luces y sombras, entre angustias y esperanzas (GS.1), muchos hermanos y hermanas asumieron el camino de la Cruz y dieron sus vidas para dar vida siguiendo a Jesús. Sabemos que está sometida a conflictos e intereses de todo tipo. Políticos, sociales y económicos de grupos de poder que se encuentran dentro y fuera del Vaticano. Esos sectores, que no están dispuestos a perder sus privilegios ni espacios de poder, son los que, en estos tiempos, desarrollan una intensa campaña contra el Papa Francisco.

Papa Francisco enfrentó las dificultades en procura de resolver las muchas problemáticas conflictivas de la Iglesia en la actualidad.

  • El Papa Francisco asume la responsabilidad con firmeza pero también con dolor, frente al encubrimiento de delitos aberrantes como la pedofilia por sectores del clero, que fueron silenciados por complicidades, miedos o cobardía a través de los tiempos y los enfrenta y busca la Verdad y la Justicia.
  • Frente a una Iglesia preocupada por sus estructuras a través de los tiempos Francisco nos invita incansablemente a despertar a la espiritualidad y el compromiso junto a los pobres y con los pobres para fortalecer el caminar de la Iglesia como pueblo de Dios.
  • Frente al neoliberalismo, la cultura del descarte, el estancamiento social y el conformismo, Francisco no predica la resignación. Marca caminos de transformación espiritual, en lo social, cultural y político, a la luz del Evangelio.
  • Frente a los grandes intereses económicos y políticos de gobiernos y empresas que niegan el cambio climático e insensiblemente ponen en riesgo el planeta y la vida Francisco responde con la Encíclica Laudado Sí, con la que reclama y despierta a la responsabilidad de restablecer el equilibrio de la Obra de la Creación, de la Casa Común, para comprometernos con las necesidades de la humanidad y el respeto a la Madre Tierra, para que los pueblos asuman el deber de cuidarla y protegerla.
  • Francisco también alza su voz frente a la violencia social y estructural que viven muchos pueblos condenados al hambre, a la marginalidad y a la pobreza. Denuncia las guerras, las divisiones y los muros que levantan los poderosos que dividen a los pueblos. Llama a los gobernantes para que abran sus corazones, para que desarmen sus mentes armadas en procura de la solidaridad para construir juntos la “Cultura del Encuentro”.
  • Frente al drama de los deslazados, de los pueblos que tienen que huir de sus tierras arrasadas por los conflictos armados, por el hambre y por la desesperación, el Papa Francisco reclama que los países ricos reciban a los millones de refugiados que, con esperanza, procuran alcanzar nuevos horizontes para mejorar su calidad de vida. Lleva su apoyo solidario a los refugiados en la Isla de Lampedusa, en Italia y a la Isla de Lesbos, en Grecia. Reclama una solución humanitaria y exige que el Mar Mediterráneo deje de ser una fosa común para millones de desplazados.
  • Frente al flagelo de las guerras y el armamentismo, convoca a las grandes potencias a poner fin a las armas nucleares, a todo tipo de armamento, para iniciar diálogos y negociaciones en procura de acuerdos constructores de la Paz.
  • Frente a múltiples divisiones por cuestiones religiosas abre sus brazos y su corazón para impulsar un enriquecedor diálogo interreligioso unidos en la diversidad.
  • Frente a la desesperanza que provoca la situación mundial, convoca a los jóvenes a “hacer lío” para ser protagonistas de sus propias vidas, de la cultura del encuentro y constructores de sus propias historias.
  • Frente a los desarrollos y a las plataformas tecnológicas el Papa Francisco nos exhorta a decidir por una “Internet de la indiferencia o una Internet de la solidaridad” y, en ese contexto, porque “Dios no es indiferente”, porque a “Dios le importa la humanidad” y, porque “Dios no la abandona”, exhorta a asumir que “somos miembros unos de otros” (Ef 4,25). Desde ese lugar, propone comprender que “la social network community no es automáticamente sinónimo de comunidad” e impulsa a evitar que “lo que debería ser una ventana abierta al mundo (la comunidad en red) se convierta en una escaparate en el que exhibir el propio narcisismo”.
  • Muchos otros caminos abre el Papa Francisco en su incesante peregrinar por la Vida y la Paz en el mundo, guiado por la fuerza del Evangelio.
  • El Papa San Juan XXIII, cuando convocó al Concilio Vaticano II, sostuvo que la Iglesia tenía que abrir las puertas y ventanas para que entre la luz y así sacudir el polvo de tantos siglos. Es necesario en nuestros días traer esas mismas palabras a la memoria para que nos iluminen el presente.
  • De la presencia y fuerza renovadora iluminada por el Espíritu Santo surge, al finalizar Concilio Vaticano II, el Pacto de las Catacumbas, convocado por un grupo de Obispos que abren sus mentes y espíritu a un nuevo amanecer de la fe y su compromiso junto a los más pobres y los pueblos que marca el camino de renovación de la Iglesia.
  • Hoy nos preocupa los que conspiran contra el Papa Francisco. Esos grupos de conspiradores han guardado silencio cómplice frente a las injusticias y violaciones de los derechos humanos y de los pueblos, dentro y fuera de la Iglesia. Olvidan que el Evangelio nos convoca a seguir las enseñanzas y la vida de Jesús, en el caminar y encuentro de la gran familia humana y construir la Paz.
  • Inexplicablemente, desoyen la invitación del Pontífice que –en la línea del Concilio Vaticano II- propone caminar juntos para discernir los signos de los tiempos en una experiencia de Iglesia Sinodal con el objetivo concreto de encontrar y encontrarnos con la voluntad de Dios.

Con esta sólida argumentación, los abajo firmantes, nos unimos desde las diversas formas de comprensión y creencias junto al Papa Francisco para poner “el Amor en Acción”.

Desde esa perspectiva, llamamos a la solidaridad entre las personas y los pueblos en apoyo de nuestro hermano, el Papa Francisco, y alzamos nuestras voces frente a los ataques de grupos conservadores y reaccionarios que han montado y desarrollan una campaña en su contra, con el apoyo de múltiples medios de comunicación y enormes recursos económicos y financieros.

Porque sabemos que no estamos en soledad, convocamos a las comunidades religiosas, a las comunidades eclesiales de base, movimientos de laicos, organizaciones sociales, sindicales, políticas e intelectuales y a todas las personas y grupos que tienen sentido humanitario y son solidarios con el Papa Francisco en su compromiso para construir la Paz.

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