Israel y Palestina: Así es como se acaba
A los directores ejecutivos de ABP, HP, Veolia, Barclays, Caterpillar y G4S:
A raíz de la terrible guerra entre Israel y Palestina, a nosotros, ciudadanos de todo el mundo, nos preocupa profundamente la continua inversión de sus empresas en compañías y proyectos que financian asentamientos ilegales y la ocupación represiva del pueblo palestino. Recientemente, 17 países de la UE han aconsejado a sus ciudadanos no hacer negocios o invertir en asentamientos ilegales israelíes. Dadas estas consideraciones legales, ahora tienen la oportunidad de retirar estas inversiones y cumplir con las leyes internacionales, poniéndose del lado correcto de la historia.
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Nuestros gobiernos han fracasado. Mientras hablaban de paz y aprobaban resoluciones de la ONU, han seguido comerciando, invirtiendo y contribuyendo a perpetuar la violencia junto a numerosas empresas.
Solo hay una manera de frenar este ciclo infernal de colonización israelí sobre tierras palestinas, acabar con el castigo colectivo a familias palestinas inocentes y poner fin al lanzamiento de proyectiles de Hamás y al bombardeo sobre Gaza: hacer que el coste económico de este conflicto sea tan alto que resulte insostenible.
Sabemos que funciona. Cuando los países de la UE acordaron unas directrices para no financiar los asentamientos ilegales, el gobierno israelí tembló. Y, cuando los ciudadanos persuadieron con éxito al fondo de pensiones holandés PGGM para que se retirara de Israel, hubo una auténtica tormenta política.
Puede que no parezca una forma directa de terminar con las actuales matanzas, pero la historia nos dice que incrementar el costo económico de la opresión puede forjar el camino hacia la paz. Firma para exigir a seis bancos, fondos de pensiones y empresas clave que retiren sus inversiones de la ocupación israelí de Palestina. Si todos actuamos ahora de forma estratégica y calentamos la presión pública, podemos conseguir que la economía israelí sufra un duro revés y darle así la vuelta al juego que permite que los extremistas sigan sacando provecho político.
En las últimas seis semanas, tres jóvenes israelíes han sido asesinados en Cisjordania, un niño palestino ha sido quemado vivo, un adolescente estadounidense ha sido brutalmente golpeado por la policía de Israel y ya van casi 100 niños y niñas muertos en los ataques aéreos israelíes sobre Gaza. Esto no es el “Conflicto del Medio Oriente”, esto se está convirtiendo en una guerra contra los niños. Y nosotros estamos contemplando indiferentes esta vergüenza que sonroja al planeta.
Los medios nos hacen creer que éste es un conflicto sin solución entre dos partes iguales, pero no es así. Los ataques de extremistas palestinos contra civiles inocentes nunca están justificados y el antisemitismo de Hamás es repugnante, pero estos extremistas reivindican su legitimidad luchando contra una opresión grotesca por parte del estado israelí que ya dura décadas. Israel ocupa, coloniza, bombardea, ataca y controla el agua, el comercio y las fronteras de una nación legalmente libre que ha sido reconocida por Naciones Unidas. En Gaza, Israel ha creado la cárcel al aire libre más grande del mundo y luego ha establecido un brutal bloqueo sobre ella. Mientras las bombas caen, las familias literalmente no tienen adónde escapar.
Éstos son crímenes de guerra que no se aceptarían en ninguna otra parte del mundo: ¿por qué en Palestina sí? Hace medio siglo, Israel y sus vecinos árabes estuvieron en guerra e Israel ocupó Gaza y Cisjordania. Ocupar territorio después de una guerra es habitual, pero ninguna ocupación militar debería convertirse en una tiranía de décadas que solamente alimenta y beneficia a los extremistas que utilizan el terror contra la gente inocente. ¿Al final quiénes sufren? La mayor parte de las familias que, a ambos lados del muro y lejos de albergar ese odio, solo desean paz y libertad.
Para muchas personas, especialmente en Europa y Estados Unidos, pedirle a las empresas que retiren los fondos que promueven la ocupación israelí en Palestina podría sonar tendencioso, pero esta campaña no va contra Israel: ésta es la estrategia más potente para terminar con la violencia sistematizada y para lograr la seguridad de Israel y la libertad de Palestina. Aunque también hay que exigirle a Hamás, lo cierto es que ya están bajo severas sanciones y se enfrentan a todo tipo de presiones. El poder y la riqueza de Israel aplasta a Palestina y, si continúa negándose a terminar con la ocupación ilegal, el mundo debe actuar para que el coste sea inasumible.
El fondo de pensiones holandés ABP invierte en los bancos israelíes que apoyan la colonización de Palestina. Bancos enormes como Barclays invierten en proveedores de armas para Israel y otros negocios relacionados con la ocupación. El gigante de los ordenadores Hewlett-Packard provee sofisticados sistemas de vigilancia para controlar los movimientos de los palestinos. Y Caterpillar proporciona las excavadoras que se usan para destruir las casas y campos de los palestinos.
Si lanzamos el llamamiento más grande de la historia exigiéndole a estas compañías que retiren las inversiones que financian la guerra, demostraremos que el mundo no está dispuesto a convertirse en cómplice de esta matanza. Tanto los palestinos como israelíes progresistas están pidiendo al mundo que apoye esta estrategia. Sumémonos para que lo consigan.
Nuestra comunidad ha trabajado para construir paz y esperanza y lograr el cambio en muchos de los conflictos más complicados del planeta, y muchas veces esto implica tomar posiciones difíciles para trabajar en las raíces del conflicto. Durante años, nuestra comunidad ha buscado una solución política a esta pesadilla pero, con esta nueva ola de horror cubriendo Gaza, ha llegado el momento de recurrir a las sanciones y al retiro de inversiones para ayudar a que esta espiral de violencia entre palestinos e israelíes termine de una vez por todas.
Si tienes más preguntas, echa un vistazo a la página de preguntas y respuestas y a algunas fuentes aquí.
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