Los Ciudadanos Seremos Su Santuario
Ayuda humanitaria para los refugiados en Grecia
Por Mike Baillie
Nací en Sudáfrica hace poco más de 30 años -- y solo porque era blanco, empecé en la vida con una gran ventaja. He tenido para comer y he ido a una buena escuela y a la universidad. Pero podría haber nacido negro, o pobre, o en un país como Siria o Sudán y mi vida habría sido totalmente distinta.
Hoy, el mundo se enfrenta a la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial
-- para algunos, la situación es tan mala que tienen que dejar atrás toda su vida para montarse en una minúscula embarcación de plástico que les lleve a través del mar. No es una elección: es la falta de ella. Y en otra época y lugar, podríamos haber sido tú o yo los que nos encontráramos flotando entre las olas.
Vemos fotos de bebés envueltos en mantas, sostenidos sobre la cabeza de sus padres mientras se adentran en el agua. Un bote de madera para diez llevando a cincuenta. A la niña que ha metido su vida entera y todas sus fotos de la escuela en una maleta empapada. ¿Cómo podemos darle la vuelta a esto?
Hace poco tuve la oportunidad de intentarlo y es algo que nunca olvidaré.
Gracias a las donaciones de miembros de Avaaz de todo el mundo, compramos un cargamento de sacos de dormir, botiquines y pañales para las personas refugiadas en dos islas griegas. Con un puñado de miembros de Atenas, llevamos todo a la isla de Kos y luego a la de Leros, y les dimos a refugiados de Siria, Iraq, Sudán -- o incluso de sitios tan lejanos como Bangladesh -- unas cuantas cosas para que puedan seguir adelante. Una cifra aproximada de 600 refugiados llegan cada día a las islas griegas y Grecia se ha convertido en el destino número uno para los refugiados que llegan a Europa.
Aparte de la ayuda directa a los refugiados recién llegados, también proporcionamos suministros a dos grupos locales
que han respondido a la crisis de refugiados de su entorno de forma espontánea. La policía les llama a ellos cuando los refugiados necesitan agua o cuando hay que cambiar de ropa a un bebé. Son profesores que trabajan toda la mañana y después, por la tarde, ofrecen asistencia y esperanza. Son gente como Matina, una antigua jueza del Tribunal Superior que, con una mano atiende a políticos al teléfono, y con la otra reparte pañales y un par de zapatos secos.
Son un grupo de gente increíble, lleno de energía, esperanza y amor, pero abrumados también por lo que se les viene -- y muchos de ellos son además miembros de Avaaz como tú.
Pero, para mí, a nivel personal, el punto culminante de todo tuvo lugar en la isla de Kos, un atardecer.
Habíamos entregado botiquines en un “hotel” donde las familias de refugiados habían acampado. Había en torno a 20 niños allí y durante casi una hora estuvimos jugando y divirtiéndonos: dibujando ratones Mickey, dando volteretas en el suelo, haciendo carreras a caballito -- fue una oportunidad de mostrarnos en toda nuestra humanidad, riéndonos hasta el flato con niños y niñas que acababan de dejarlo todo atrás.
El mundo es un lugar amenazante ahora mismo -- y los gobiernos están construyendo muros y haciendo todo lo posible por cerrar sus puertas a la gente. Pero, como miembros de Avaaz, estamos contraatacando. A pesar de todo, seguimos avanzando guiados por un sentimiento de fe en la humanidad. Estamos echando abajo la perniciosa narrativa de que “cada cual mira por lo suyo”, tendiendo una mano por encima de esos muros. Cuando los gobiernos nos responden que “no”, los sorteamos, esquivando su xenofobia y su racismo. Juntos, estamos demostrando cómo el mundo puede llegar a ser un lugar mejor. Un lugar donde, en vez de dejar a los niños en la estacada, los tomamos en brazos y los miramos a los ojos. Un mundo donde todos seremos más felices.
Gracias por hacerlo posible.
Por ver las noticias, por leer nuestros correos e involucrarte. Sería mucho más fácil mirar para otro lado, pero seríamos mucho menos humanos si lo hiciéramos. Gracias por dejar hablar a tu corazón y por sumarte a la lucha. Va a ser increíble.
Más que la ayuda humanitaria,"para mí, el punto culminante de nuestra respuesta de ayuda a los refugiados tuvo lugar un atardecer. Habíamos entregado botiquines en un “hotel” desvencijado donde las familias de refugiados habían acampado. Había en torno a 20 niños y, durante casi una hora, estuvimos jugando y divirtiéndonos: dibujando ratones Mickey, dando volteretas en el suelo, haciendo carreras a caballito -- fue una oportunidad de mostrarnos en toda nuestra humanidad, riéndonos hasta el flato con niños y niñas que acababan de dejarlo todo atrás. La alegría de hacer reir a esos niños después de todo lo que habían pasado fue felicidad pura. Gracias a los miembros de Avaaz de todo el mundo por contribuir para hacer posible ese momento y todo el proyecto de ayuda a los refugiados".
-- Mike Baillie, coordinador de campañas de Avaaz Más sobre este proyecto aquí: https://www.avaaz.org/CitizensForSanctuary
Publicado por Avaaz el martes, 30 de junio de 2015