1. Alimenta nuestro miedo y se propaga rápido.
Los humanos estamos programados para recordar la información negativa por encima de la positiva, así es como aprendemos. Pues los mercenarios de la desinformación saben esto, y juegan con emociones profundas, aumentando la probabilidad de que el contenido sea compartido en redes sociales. Así logran que se propague hasta seis veces más rápido que las noticias reales!
2. Prospera en redes sociales y llega a miles de millones.
Entre más tiempo pasamos en redes sociales, más dinero ganan las empresas que las manejan. Ellas saben que el contenido extremo y escandaloso llama nuestra atención, entonces programan sus sitios para promoverlo. Y así llega a miles de millones. Los periódicos más grandes venden unas cuantas millones de copias, mientras que las noticias en Facebook alcanzan a llegar a MIL MILLONES de personas por día.
3. Está siendo utilizada como un arma en contra de nosotros.
Líderes autoritarios, desde Brasil hasta China, están usando la desinformación como arma y como una nueva movida dentro del manual de la política de “divide y reinarás”. Pero es Rusia quien está liderando la manada, sus ‘granjas de trolls’ emplean legiones de personas para crear millones de cuentas falsas y así propagar desinformación. Y RT, el canal de propaganda estatal rusa, ¡es uno de los más vistos por YouTube con un estimado de dos mil millones de visitas!
4. Mata personas y está envenenando la democracia.
La desinformación está impulsando violencia justiciera en India y Brasil, y está alimentando una brutal limpieza étnica en Myanmar. También está envenenando la política. Las noticias falsas ayudaron a darnos el Brexit, Bolsonaro y a Trump. Y están destruyendo la confianza en los medios de comunicación tradicionales, en nuestras instituciones democráticas y en líderes políticos, proporcionando el perfecto caldo de cultivo para que candidatos ‘anti-establecimiento’ lleguen al poder. Con tanta desinformación, las redes sociales ahora son una amenaza para la democracia.
5. Nadie es inmune.
Personas a través de todo el espectro político están siendo blanco como parte de una estrategia para polarizar y erosionar nuestras sociedades. En EE.UU, los ‘trolls’ rusos crearon una página falsa para activistas afroamericanos que alcanzó más seguidores que las páginas oficiales del movimiento Black Lives Matter (BLM) ("Las Vidas Negras Importan"). Creemos que nunca caeremos en estas mentiras, pero hay estudios que demuestran que hasta las personas más educadas tienden a creer en noticias falsas, y que los mayores de 65 años son más propensos a compartirlas.
1. ¡Si ves algo, di algo! No creas todo lo que lees en Internet. ¿Viste casualmente una publicación en Facebook con información polémica sobre un candidato político? ¡No lo creas! Revisa los datos con fuentes confiables y si crees que has encontrado una pieza de desinformación, déjanos saber aquí.
2. Sigue consultando los medios de comunicación reales. Los medios de comunicación tradicionales están sujetos a regulaciones y reglas éticas que los hace mucho más confiables que cualquier persona anónima en el Internet. No son perfectos, pero ellos revisan sus datos y se pueden responsabilizar de lo que escriben. Suscribirse a un periódico de calidad con periodismo real es uno de los actos ciudadanos más poderosos que se pueden realizar.
3. Únete a la campaña para limpiar las redes sociales. Avaaz tiene un simple y efectivo plan para encaminar a los gigantes de la tecnología a curar la epidemia de la desinformación en redes sociales -- publicando rectificaciones de las noticias falsas que han sido independientemente verificadas. Únete a la campaña.
4. ¡No desistas de la democracia! El objetivo de los ejércitos de ‘trolls’ es crear tal ambiente de desconfianza, que ciudadanos ordinarios finalmente se alejan de participar, ausentándose de la democracia. Cuando eso sucede, el extremismo fanático puede dominarla. Debemos seguir comprometidos con el voto, alentar a nuestros amigos y familiares a hacer lo mismo y a hacer veeduría a los gobernantes electos.
5. Aférrate a la esperanza en la humanidad. La desinformación se aprovecha de nuestros miedos más profundos, apelando a nuestro sesgo natural hacia la negatividad y sacando a relucir nuestro lado furioso y cínico. Pero si aprendemos a entablar conversaciones, con empatía y sabiduría, con personas que no piensan como nosotros, lograremos conectarnos a pesar de nuestras diferencias. Tenemos mucho más en común que lo que nuestros miedos nos hacen pensar. Si confiamos en esto, cosas maravillosas pueden suceder.
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