En las calles la gente bailaba, celebrando la caída de un tirano, pero tras la alegría y el alivio de la liberación llega el miedo al comprender que nuestro horror aún no ha terminado.
El pueblo sirio sufre una grave crisis humanitaria. El hambre, la insalubridad y los desplazamientos forzados se ciernen sobre mi gente.
Hay 13 millones de personas que no tienen qué llevarse a la boca y 7 millones viviendo en campamentos o asentamientos ilegales. Muchos hospitales han quedado reducidos a escombros y los rescatistas siguen descubriendo horrores en zonas de Siria antes inaccesibles.
Están sobrepasados por la magnitud del sufrimiento. Las familias necesitan comida, atención médica y un lugar para pasar el frío invierno.
Esta es una petición especial para llevar a Siria ayuda vital y asistencia humanitaria. Si recaudamos dinero suficiente, podríamos:
- Proporcionar ayuda médica urgente, alimento, combustible, mantas y cobijo a miles de personas desplazadas y heridos graves.
- Entregar fondos a un equipo civil de rescatistas para que puedan operar por todo el territorio de Siria retirando escombros, despejando carreteras, desminando y desactivando explosivos para que las familias y los niños puedan regresar a un país seguro.
- Ofrecer cobijo, ayuda vital y asistencia psicosocial a personas detenidas por el régimen de Al Asad que han sufrido tortura y violencia sexual.
- Dar apoyo a grupos locales que trabajan por la verdad y la reconciliación documentando los abusos ocurridos en el pasado y movilizando a organizaciones de la sociedad civil para luchar por una Siria inclusiva, donde la ley ampare los derechos de las minorías y las mujeres.
- Continuar nuestra labor por la libertad, la paz y la seguridad ayudando a colectivos que intentan terminar con las guerras en Siria, Palestina y Sudán y asegurar el respeto a los derechos y la dignidad de todo el mundo.
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Nota: Las fotos que aparecen en esta campaña de recaudación de fondos son de distintos eventos en la reciente guerra civil de Siria. Y aunque no son actuales, representan las cicatrices profundas que ha dejado el brutal régimen de Al Asad en los más vulnerables durante los últimos 14 años.